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Trump y Xi logran avances clave en la paralizante disputa comercial tras intensas conversaciones

Los presidentes de Estados Unidos y China se reunieron en la ciudad surcoreana de Busan, marcando un hito diplomático en un contexto de tensiones comerciales y geopolíticas crecientes. En ese encuentro, ambas partes anunciaron una serie de avances destinados a aliviar la presión entre las dos mayores economías del mundo.

Por un lado, China aceptó aplazar por un año las restricciones a la exportación de minerales estratégicos conocidos como “tierras raras”, un punto de fricción clave dado su dominio en ese mercado.

Del otro lado, Estados Unidos accedió a reducir aranceles que había impuesto anteriormente a productos chinos vinculados al tráfico de fentanilo, con lo que ambas naciones dieron señal de voluntad de rebajar la guerra arancelaria.

También se acordó la reanudación de compras chinas de soja estadounidense y un compromiso mutuo de cooperación en materia antidrogas.

En asuntos internacionales, los dos líderes manifestaron su intención de trabajar juntos para encontrar vías diplomáticas con miras a la guerra en Ucrania, aunque no se definieron aún medidas concretas en ese frente.

La reunión se interpreta como un paso importante para estabilizar la relación bilateral, que había estado marcada por amenazas recíprocas de sanciones, altos aranceles y disputas por la tecnología y el comercio. Con este nuevo impulso, Washington y Pekín parecen buscar un nuevo capítulo en el que la competencia no se transforme en colisión directa.

Por ahora, los mercados y la comunidad internacional observan con atención este acercamiento, conscientes de que, de mantenerse, podría tener implicaciones relevantes para la economía global, la cadena de suministros y el equilibrio de la geopolítica mundial.

Autora: Merlin Sánchez Tarira – Practicante del Sistema Integrado de Medios (SIM).

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