El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a estar en el centro de la polémica tras ser abucheado durante un partido de la NFL en Washington, en medio de rumores sobre su interés en que el nuevo estadio de los Commanders lleve su nombre.

De acuerdo con un informe de ESPN, un intermediario cercano al mandatario habría contactado al grupo propietario del equipo para transmitir la propuesta. La casa blanca reaccionó con entusiasmo y aseguró que sería “un nombre hermoso”, atribuyendo a Trump el mérito de haber impulsado la reconstrucción del recinto deportivo.

Sin embargo, los documentos oficiales contradicen esa versión. Este proyecto del nuevo episodio -que costará cera de 4.000 millones de dólares- fue impulsado por la administración de Joe Biden, quien firmó la ley que permitió transferir los terrenos del antiguo Robert F. Kennedy Memorial Stadium a la ciudad.

Los Commanders invertirán la mayor parte de los fondos, mientras el gobierno local aportará más de mil millones de dólares para infraestructura y áreas públicas. Trump, por su parte, no participó en la financiación ni en las negociaciones, y llegó a amenazar con bloquear el acuerdo si el equipo no retomaba su antiguo nombre, los “Redskins”, eliminado por ser considerado ofensivo para los pueblos indígenas.

El domingo, el expresidente asistió al partido entre los Commanders y los Lions, convirtiéndose en el primer mandatario en casi cincuenta años en presenciar un encuentro de temporada regular de la NFL.

Su aparición en las pantallas del estadio desató una ola de abucheos que se repitió durante el descanso, mientras encabezaba una breve ceremonia militar en el campo. Más tarde, Trump minimizó el incidente y declaró que disfruta de los eventos deportivos porque “reflejan la vida, con lo bueno, lo malo y lo feo”. Aun así, su presencia volvió a evidenciar la división política que despierta su figura, incluso en espacios tan populares como el fútbol americano.

Autora: Keyla Silva León – Practicante del Sistema Integrado de Medios (SIM).